Tuesday, December 11, 2007

Cornell



Hace unas semanas mi compa me dijo... “weón, vamos a cornell”, ya po contesté... vamos.
Nunca me imaginé que asistiría a uno de los mejores conciertos de rock del año... es en esos momentos cuando pienso... gracias por dejarme estar aquí.
Atrasados y medios perdidos llegamos al Espacio Riesco lugar del evento, enfilamos hacia la entrada, verificamos la venta de chelas que era nula y nos metimos al recinto, Un pastelazo llamado The Daddy y no se cuanto lateaba a la gente.... 2 horas de espera mas o menos, con pastelazo incluído y a las 21 se presenta en el escenario. Sin grandes presentaciones ni bombos ni platillos, solo con la simpleza y tranquilidad que le dá su ya larga trayectoria en el escenario.



PATA EN LA CABEZA
Primeras canciones y el ingeniero se encarga de ecualizar todo perfecto para el gran festín... uno a uno se suceden grandes temas de la época de Sound Garden, como movimiento reflejo todos movemos las cabezas y levantamos las manos. Miro entre la gente y veo caras serias (los más jóvenes) otros envueltos en llamas recordando con nostalgia la época escolar, luego se sucede el repertorio de Audioslave que es más contemporáneo y ahí queda la patá abosoluta. Mención aparte merece la interpretación de Spoonman, era lo que la gente esperaba para explotar el recinto.

UNA GUITARRA, UNA VOZ Y 10 MIL SUBDITOS
Después de una hora mas menos de caos se viene la calma. Y es impresionante el silencio que se produce. La gente está impresionada con lo que está escuchando. Se escucha Billie Jean y todos entonan el coro. Que increíble el efecto que logra una de las últimas voces virtuosas, áspera, nasal, grounge y visceral fiel al estilo de la doctrina rockanrollera. Y es que lo más difícil es hacer las cosas simples y Cornell demostró que es un maestro de este arte.

EL REMATE
Y es aquí el punto más alto de las casi tres horas ininterrumpidas de entrega en el escenario, es que parecía que no se quería ir. Explica que no va a parar porque el avión se va y lo están esperando, pero aún así se dá el tiempo de volver y seguir como si recién estuviera empezando... el cansancio da paso al disfrute mas detallado de la entrega, temas sicodélicos y voladísimos van bajando las revoluciones y se acopla con un temón de Zepellin para terminar con maestría sin duda unos de los mejores conciertos a los que he asistido.

Mención honrosa a la banda de músicos virtuosos que cada uno en su tiempo se lució con la entrega y conexión con la gente. Me sorprendió la entrega de Cornell, creo que lo disfrutó más que nosotros, eso se notó en las expresiones de la gente que agradecían los gestos. La euforia del público era evidente, eramos todos amigos.

Hoy el cansancio y las ojeras ni se notan con la sonrisa que no me he podido quitar de la cara. El repaso en silencio de cada unos de los momentos especiales vividos en la noche de ayer no me deja trabajar tranquilo y por eso escribo para sacármelo de encima. Creo que es una de las mejores terapias que existen... buena música y buenos amigos. Gracias compa por la invitación y trataré de aprenderme mi número.