Thursday, June 22, 2006

Papá, no te vayas.


Que haces cuando tu hijo te dice : “Papá, me hiciste mucho daño cuando te fuiste”.
Nadie puede estar preparado para semejante comentario, menos viniendo de un pequeño inocente, que ya no lo es tanto.
Lo cierto es que cuando hay una separación, siempre hay dos actores : Los buenos y El Malo.
El Malo no sufre, anda feliz por la vida, al menos esa es la concepción del resto de los actores involucrados en este cuento de la separación, sobre todo cuando es “El Malo” quién ha decidido seguir su camino solo.
Los buenos se dedican a enjuiciar y condenar al malo, pues es él el mayor responsable de toda la tragedia. Son solidarios entre sí y van formando una red de ayuda, ya sea en beneficio propio o en perjuicio del otro.
Pero los hijos están afectos al daño colateral del conflicto. Muchas veces mal informados o influenciados por alguna de las partes construyen en sus mentes inocentes su versión de la historia y este es el costo que hay que asumir por tomar la decisión de partir, porque aunque tú le expliques razones, trates de hablar lo suficientemente claro para que logre entenderte, para él lo único claro es que no estás. Los por qué le son irrelevantes ante la falta del cariño, de la compañía, del juego y todo ese lado de amigo que se busca en un padre.

Nadie está preparado para estas cosas, uno cree que sabrá manejar las situaciones pero está claro que ante la mirada triste del ser que le has dado la vida te derrumbas y cuestionas. Sólo queda asumir tus actos y cargar con ese peso hasta que el tiempo haga su trabajo, maduren la mentes y se aclare la historia.

Wednesday, June 21, 2006

Cuando se apaga la luz...


Hoy entré en un estado de letargo absoluto, al punto que me saqué la ropa y me acosté. Eran las 18:30, no tenia ganas de dormir, solo de estar acostado, me dio pena pero no sé que, solo miraba el techo, quería levantarme pero no podía, estaba todo oscuro y el viento pegaba en la ventana como para que saliera, pero no podía.

Finalmente cerca de las 21 me decidí y en contra de mi voluntad me levanté, me vestí y salí.
En la calle estaba todo extraño, como si me estuviera viendo pero desde afuera, desdoblado creo que es el término.

Subí al auto, tenía miedo de manejar por el estado de aweonamiento en el que estaba, respiré profundo para volver a entrar en mi y salí.

Dí un par de vueltas que parecieron eternas, en eso miro el reloj y solo habían transcurrido 8 minutos.

Poca gente en la calle, casi vacías, los miraba a todos y todos me miraban. Debo haber tenido cara de desastre, pues todos se fijaban y me miraban a los ojos.

Luego me encaminé hacia la casa, me dí cuenta que si me pasaba algo nadie sabría donde estoy, donde vivo, como vivo.

Me dió un sentimiento de soledad total pensar en eso y en parte no me molestó, porque en cierto modo es lo que andaba buscando.

La verdad que aún no sé a ciencia cierta que es lo que busco y quiero, solo sé que no quiero estar solo.